Leyendas de la Campiña: El santaellano que haciéndose pasar por el Pernales… asaltó al Pernales.

Francisco Ríos González “el Pernales”, natural de Estepa, es sin lugar a dudas el último gran bandolero español. El Gobierno tuvo que movilizar a más de 2.000 guardias civiles hacia Andalucía para intentar atraparlo, cosa que no ocurrió hasta 1907. En los primeros años del siglo XX era tal su fama en toda España que empezaron a salir por Andalucía “falsos Pernales”, los cuales a sabiendas del pavor que producía el famoso bandido, aprovechaban para cometer sus fechorías haciéndose pasar por él. Esto ya había ocurrido antes con otros bandoleros, sin embargo al Pernales le sucedió el singular hecho de que él mismo fue víctima de uno de los usurpadores de su identidad.  Se cuenta que un vecino de Santaella, del cual no se ha averiguado el nombre, desesperado por el hambre que estaba pasando su familia y no viendo otra salida, se echó al campo con su escopeta decidido a desvalijar al primer infeliz que se encontrara. Se apostó en un olivo junto al camino pero pasaban las horas y por allí no transitaba nadie, sin embargo cuando ya empezaba a anochecer se dio cuenta de que se acercaba un jinete. Sacando bravura de donde apenas había hambre y nervios, el santaellano se colocó en mitad del camino encañonando al caballista a la vez que le mandó que desmontara.

– ¿quién ordena tal cosa? – preguntó el jinete.

– ¡Pernales! – contestó el de Santaella.

La víctima soltó una sonora carcajada sin obedecer la orden dada por el asaltante a la par que dijo:

– ¡Hombre!, esto si que tiene gracia, pues me habrás robado la cédula, porque hasta el día de hoy Pernales he sido yo.

El novato bandolero temblando de miedo arrojó el arma y se tiró a los pies del caballo del Pernales pidiéndole perdón y rogando que comprendiera que era la acuciante situación de su familia la que le había llevado a echarse al campo y hacerse pasar por él. Entre lloros le cuenta el hambre que están pasando en su casa, donde llevan varios días sin comer apenas nada. A lo que Pernales contestó:

– ¡Bueno está!, ahí van cinco duros para que tú y tu familia comáis, y ya puedes presumir en tu pueblo de que has asaltado al Pernales.

Y antes de que el santaellano tuviera tiempo de agradecérselo, Pernales, el auténtico, picó espuelas y se marchó del lugar a lomos de su querido caballo “Relámpago”.

Francisco Ríos González "Pernales"

 

Acerca de Talbanés

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9 respuestas a Leyendas de la Campiña: El santaellano que haciéndose pasar por el Pernales… asaltó al Pernales.

  1. Paco Muñoz dijo:

    Ya es mala suerte la del santaellano, topar con el Pernales. Yo leía hace muchos años un libro que escribió un hermano de mí tío Pepe (tío político), que era Teniente de la Guardia Civil y venían los casos celebres de intervenciones la Benemérita: Cintas verdes, el Crimen del Expreso Andalucía, el Pernales, etc. El libro se llama «La lucha Contra el Crimen» de Cándido Gallego Pérez. Estaba interesante lo mismo que tu entrada.
    Un abrazo.

  2. Talbanés dijo:

    Vaya Paco, sí que tuvo mala suerte el hombre jeje, aunque por fortuna no acabó mal la cosa. Yo desconocía esta historia-leyenda, la encontré en el libro de Florentino Hernández Girbal «Bandidos célebres españoles». Un saludo y gracias amigo.

  3. Corremozas dijo:

    Me gusta amigo Talbanés lo que escribes, lo de la Tomatada a Antonio Molina, que dicen que fué verdad, El retrocipo, la otra Córdoba y ahora este del Santaellano, que porqué no, hasta puede haber ocurrido, en fin que son anécdotas muy simpáticas y ocurrentes.
    Cuando escribias de Córdoba, de sus callejas, de sus músicos por algunos rincones, de sus puentes, del senequismo cordobés, me recuerda un tiempo que yo recorria esas plazas, esas callejas y esos puentes y la verdad, siento nostalgía y hasta me has empujado, sin querer como es lógico, a andar por esas callejas y esas plazas y las he vuelto a disfrutar y hasta he vuelto a tomar alguna copa, de un fino exquisito en una taberna cualquiera. Por estos escritos tuyos, gracias Talbanés.

  4. Pruden dijo:

    Magnífico libro el de Florentino Hernández Gilbal que leí con gusto cuando aún vivía este caballero, compañero de prisión de Miguel Hernández en la cárcel Ocaña. Sin embargo, Andrius, mientras leía el relato sobre el infeliz santaellano, y afortunado aquel día, pensaba que quién te contará estas anécdotas del pasado. Sin duda que he recordado a tus dos abuelas, sobre todo a Juanita, pero igual he creído que tu «fuente» de información pudiera ser tu padre, que como sabes está bien formado, e informado, de nuestra cultura.
    Da igual, pero me gusta lo que nos cuentas. Mi enhorabuena otra vez.

  5. Talbanés dijo:

    Gracias por tus palabras amigo Pruden, me alegra que te guste. Quizá haya sido mío el error por no haber apuntado en la entrada el sitio donde tuve conocimiento de la anécdota de este bandolero frustrado de Santaella. Como bien dices el libro de Florentino Hernández Girbal es magnífico (son dos tomos que he leido con gran interés), por cierto que se menciona a nuestro pueblo en una ocasión. Un saludo.

  6. Talbanés dijo:

    Corremozas, es una gran alegría para mi haberte hecho sentir eso con mis pequeños escritos y sobre todo que hayas rememorado nostalgicamente felices momentos. Gracias a ti por visitar este rinconcito del ciberespacio, ven por aquí siempre que te apetezca, y si algún día nos encontramos por esas angostas callejas de la Córdoba vieja… me encantará tomarme una copa de vino contigo. Un saludo.

  7. Corremozas dijo:

    Gracias Talbanés por tu invitación a visitar este pequeño rincón tuyo, que me gusta mucho. Tambien me gustaría que tomáramos esa copa de fino, en alguna taberna cordobesa. Como sabrás hay en Cordoba muy buenos vinos. Saludos.

  8. Talbanés dijo:

    Sí que los hay Corremozas. Exquisitos caldos cordobeses, y no todos son blancos o finos, que también los hay tintos… y muy buenos. En Montilla tengo un amigo que está haciendo un vino tinto natural en una pequeña bodega que es una maravilla, se llama Marenas, y no tiene nada que envidiarle a los afamados Riojas o Riberas del Duero. Quizá se sienta extraño ese tinto entre tanto blanco en las tierras montillanas, sin embargo no debemos olvidar que antes de que aquí se pusieran los viñedos de blanco toda la zona de la campiña era de viñedo tinto del país, sin embargo la filoxera acabó con todo o casi todo, ese buen amigo mío aún sueña con encontrar alguna parra y rescatar aquel viñedo perdido. Según me contaron, los últimos tintos que se hicieron en la campiña, de aquellos viejos viñedos arrasados casi en su totalidad por la filoxera, fue en Doña Mencía. Bueno Corremozas, que queda pendiente esa copa en Córdoba o en Talbania, donde tú quieras.

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